El Vaticano selló la residencia oficial del Papa, lo que marca el inicio del período de luto
Una cinta roja fue colocada en la puerta, seguida de un sello de cera, en un acto simbólico que marca oficialmente el fin del pontificado de Francisco
El papa Francisco murió este lunes a las 7:35 horas (5:35 GMT) en su residencia de la Casa Santa Marta, en el Vaticano, informó el camarlengo del Vaticano, el cardenal Kevin Joseph Farrell, en un emotivo mensaje grabado. El pontífice argentino, de 88 años, había estado convaleciente tras sufrir neumonía y otras complicaciones graves de salud durante los últimos meses.
“Con profundo dolor tengo que anunciar que el papa Francisco ha muerto a las 7:35 horas de hoy. El obispo de Roma ha vuelto a la casa del Padre”, expresó el cardenal Farrell en el video difundido a través de los canales oficiales del Vaticano.
En sus palabras, destacó el legado del papa Francisco: “Su vida entera ha estado dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia, y nos ha enseñado el valor del evangelio con fidelidad, valor y amor universal, especialmente a favor de los más pobres y marginados.”
También estuvieron presentes el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y el cardenal Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado, quienes acompañaron al camarlengo en este solemne momento.
El año pasado el propio Sumo Pontífice aprobó una nueva edición del “Ordo Exsequiarum Romani Pontificis”, el documento que regula el rito fúnebre de un Obispo de Roma
El Vaticano ha establecido un protocolo detallado para gestionar los funerales del Papa Francisco. La Iglesia Católica cuenta con procedimientos específicos para honrar la memoria del pontífice y garantizar una transición ordenada en el liderazgo eclesiástico.
En noviembre de 2024, Francisco aprobó una nueva edición del “Ordo Exsequiarum Romani Pontificis”, el documento que regula el rito fúnebre de un Papa. Las modificaciones buscan simplificar ciertos aspectos de la ceremonia y expresar de manera más clara la fe en Cristo resucitado.
Tradicionalmente, la muerte de un pontífice se verificaba con un ritual en el que el camarlengo -un alto funcionario eclesiástico que se encarga de conducir a la Iglesia Católica en los momentos en que no hay un Sumo Pontífice en ejercicio- golpeaba su frente con un pequeño martillo de plata, llamándolo por su nombre de bautismo tres veces. Con la nueva normativa, esta práctica ha sido eliminada, y la confirmación del fallecimiento se realizará en la capilla privada del Palacio Apostólico.
El cuerpo del Papa será colocado en un ataúd de madera con interior de zinc, en lugar del antiguo sistema de tres ataúdes (ciprés, plomo y roble). También se ha eliminado el velatorio privado en la capilla del Palacio Apostólico, por lo que el cuerpo será trasladado directamente a la Basílica de San Pedro, donde permanecerá expuesto en un féretro abierto, sin el uso de un catafalco ni la colocación del báculo papal.
La misa exequial se celebrará en la Plaza de San Pedro, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio. En la ceremonia, se evitarán títulos asociados al poder temporal, utilizando expresiones más sencillas como “Obispo de Roma” o “Pastor”.
Finalizada la misa, el féretro será trasladado a su lugar de sepultura. Aunque la tradición dicta que los papas sean enterrados en las grutas vaticanas, Francisco dejó expresado su deseo de ser inhumado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma.
Luego de la inhumación, el Colegio Cardenalicio inicia el proceso para elegir al próximo Papa. Durante el período de Sede Vacante, el camarlengo se encarga de administrar los asuntos temporales de la Iglesia.
El nuevo pontífice será elegido en un cónclave en la Capilla Sixtina, en cuyo transcurso los cardenales votarán en secreto hasta alcanzar una mayoría de dos tercios. El voto se consigna en pequeñas papeletas blancas que son incineradas una vez hecho el recuento. Si no hubo un resultado positivo, el humo que sale por la chimenea de la Capilla Sixtina es gris. Una vez elegido un nuevo Papa, junto con las papeletas se quema una sustancia que genera un humo blanco –fumata blanca-, señal que le transmite al mundo que hay un nuevo líder de la Iglesia Católica. Éste, posteriormente, es presentado a los fieles desde el Balcón Central de la Basílica de San Pedro, con el tradicional anuncio: “Habemus Papam”.
El Papa, al ser elegido, se distingue de otros clérigos por tres elementos clave en su indumentaria: la sotana blanca, la férula o báculo papal y el anillo del pescador. Cada uno de estos símbolos tiene un significado profundo y refleja su autoridad como líder de la Iglesia Católica.
La sotana blanca, por ejemplo, ha sido una prenda característica de los Papas recientes, utilizada para representar la pureza y el rol de servicio espiritual. En cuanto a la férula papal, aunque también es un símbolo importante, no es exclusiva de un solo Papa. Francisco, por ejemplo, ha usado en ocasiones la misma férula que emplearon previamente Pablo VI y Juan Pablo II, lo que refleja una continuidad en la tradición.
Sin embargo, el anillo del pescador es el único de estos tres símbolos que se diseña de manera exclusiva para cada Papa tras su elección. Este anillo, que lleva grabado el nombre del Pontífice, es una representación de su rol como “pescador de hombres”, una referencia bíblica a la misión evangelizadora de la Iglesia.
Cuando se confirma la muerte de un Papa, se sigue un estricto protocolo que incluye la destrucción del anillo del pescador. Este acto simbólico, realizado tradicionalmente con un martillo, marca el fin de su pontificado. Sin embargo, aunque este proceso ha sido documentado en ceremonias anteriores, el Vaticano no ha confirmado si se realizó en el caso de Benedicto XVI tras su fallecimiento.
Fuente: Infobae