CARTA ABIERTA DE ERNESTO “BETO” ANIDO
A UN AÑO DE SU DESPIDO DEL MUNICIPIO DE GENERAL ALVEAR
“Hace un año, a principios de febrero, un decreto municipal dio fin de manera dictatorial a mi empleo de Director de Turismo de la Municipalidad de General Alvear.
Hubo personas que tomaron esta decisión suponiendo que era lo mejor para no pagar un “costo político” frente a una denuncia infundada, que finalmente quedó en la nada.

Podrán decir que recurrieron a facultades legítimas, pero no era esa la manera de actuar, sin dejar que actuara la justicia y sin permitirme ejercer mi defensa. Así tiraron por la borda más de diez años de trabajo.
Gracias a Dios, el tiempo, es el mejor juez, y el que cura los malos momentos. Hoy, pese a esa manera violenta e injusta en que se dio mi salida del trabajo, estoy agradecido, porque eso me permitió ver la realidad de lo que es la política alvearense.

No soy tonto, sé que algunas cosas se han hecho bien, y no voy a meter a todos en la misma bolsa, pero muchos deberían mirarse al espejo y preguntarse si están haciendo las cosas correctamente o si podrán mirar a nuestros vecinos a la cara después de concluir su mandato o dejar sus cargos.
No quisiera pensar que creen que podrán comprar voluntades con la promesa de un terreno, de un empleo, de más horas extras, de licitaciones direccionadas, de compra de insumos sin buscar el menor costo, o con falsas promesas en los barrios más necesitados, en donde no conocen la realidad social y las necesitades que se padecen.
Así podría enumerar muchas cosas, hacer muchas preguntas que me surgen hoy desde el llano, actuando como un vecino más, como un ciudadano más. Cuando pertenecía al gabinete, siempre me catalogaban de pesado, “rompe”, o algo así, porque me preocupaban cosas que si bien no eran del área de mi competencia, trataban diferentes problemáticas que me pegan de cerca.
Será que porque de donde vengo siempre me enseñaron valores, como el respeto la honestidad y el esfuerzo para salir adelante.
Para los que no me conocen, les cuento que vengo de un barrio, de familia numerosa, donde mis padres se esforzaban para que tod@s fuéramos personas de bien, porque no solo se trata de poder trabajar y estudiar, sino también de vivir sin embromarle la vida a nadie.
Así fueron mis comienzos y hoy vivo mi vida de la misma manera, dándole una mano al que la precisa mientras pueda hacerlo, aun sabiendo que algunas de esas personas después serán ingratas. En fin, de eso se trata la vida, de dar y no esperar nada a cambio.
El 2024 me dio una gran lección. Muchas puertas se cerraron y muchas personas quedaron en el camino. Todo lo sucedido me dio la posibilidad de tener el gran desafío de reinventarme, de transitar nuevos caminos, conocer nueva gente, experimentar con gran satisfacción mis primeros pasos en la docencia. Sé que no soy al único al que le pasan cosas, y no se lo deseo a nadie, mucho más cuando como en mi caso se tiene la responsabilidad de una familia y un hijo que no merecieron pasar un momento así.
Si me equivoqué, pedí disculpas públicas; si cometí un error no fue con intencionalidad. Amé y me comprometí en mí trabajo, me decepciona ya no ver actividades referidas al turismo local, que parece que no están en los planes del municipio. Esperemos que estén presupuestadas para este 2025.
Solo quiero alzar mi voz, defender mis derechos que fueron vulnerados. A quienes hayan pasado por una situación similar les digo que se expresen en libertad. A las personas no se las trata como material descartable.
Lo bueno es que hoy en democracia podemos manifestarnos sin que nada ni nadie nos calle.
Ernesto Anido